Lo que la emocionaba más que cantar era sentir que estaba haciendo lo que ella quería, siendo quien ella quería ser y como ella quería serlo.
Como decía Agrado, "una es más auténtica cuanto más se parece a lo que soñó de sí misma".
Nada le importaba.
Sólo cuando cantaba podía sacar a Max de su cabeza.
Un grupo, sí. Se llamaría RECTE AD ARDUA
y ella Diego.
Quería pensar que podía volar,
que podía sentir cosas de las que todos hablaban, pero ella no entendía.
Quería entenderlos.
Quería juzgar,
ya estaba acostumbrada a ser juzgada.
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1 comentario:
jeje... esta muy bueno. La ciudad se nos mea de risa.
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