VOLVIÓ LA CALMA. LO ÚLTIMO QUE HIZO ÉL ANTES DE DAR MEDIA VUELTA Y ALEJARSE, SIN CORRER, CAMINANDO DESPACIO COMO ÚLTIMO DESAFÍO, FUE ESCUPIR, OSTENTOSAMENTE, MUY CERCA DE LA CARA DEL CAÍDO. PERO NO LO HIZO POR DESPRECIO. FUE SÓLO UN GESTO INSTINTIVO. COMO SI TUVIERA LA BOCA LLENA DE MIERDA.

Espejos, cigarros y papeles

Ella estaba completamente rendida. No sabía que le pasaba pero no tenía ganas de nada, dormía todo el día y hasta sus pesadillas que la hacían despertar llorando y gritando cada mañana le apetecían más que la, es decir, su vida misma. El tenía que enseñarle a vivir de nuevo, pero ¿alguien sabe vivir? No hay una receta. Aunque te lo digan, no hay reglas, siempre hay una trampa. Menos no es más, más no es más, menos no es menos. El placer no es felicidad, el dolor no es tristeza. Se duchaba a diario como si con eso fuera a sacarse el olor a trapo podrido, así se sentía, como un trapo sucio, usado y viejo. Una muñeca de trapo, un animal robot, una naranja mecánica. Era joven ¿y fuerte? Se sentía usada ¿y vieja? Después de ir a la lavandería diaria a lavar los trapos sucios se sentía viva, aunque fuera solo por unos minutos. Respiraba hondo, no sabia que mierda aspiraba, pero se sentía bien en ese segundo. Daba el agua a la máxima temperatura y salía de la ducha como si fuera un sauna, le gustaba mirarse al espejo y no verse por el vapor, y cuando salía sentir el cambio de temperatura y ver por última y primera vez su cuerpo rojo, frío, caliente, sediento de vida. Sentía la música mas que a nada en el mundo, ponía el volumen de su I-POD al máximo, en esta vida no eres nada sin uno y le gustaba pensar que era algo. Escuchaba las letras de las canciones y las sentía propias, se las sabia todas, las entendía todas, me atrevo a decir que mejor que el mismo escritor. Lo que ellos querían saber, a ella le gustaba decir que lo sabía. Se hería a diario de diferentes formas, para pasar el tiempo, el tiempo en que uno pasa esperando vivir, esperando la micro, el taxi, viajando, moviéndose, duchándose, lo vivía al máximo, con dolor, sufriendo, sintiendo, apasionada. Al final del día lo único que le quedaba era el olor de su sudor y de la ciudad impregnado a su cuerpo. Soñaba con vivir en Nueva York, quería ir allá y cuando la ciudad le hubiera quitada la cordura que ya no le quedaba, decía que quería ir a vivirse al sur y escuchar a Jack Johnson y leer a Nietzche hasta el día de su muerte. Había leído el secreto, quería creer en el, pero es difícil creer en algo que en toda tu vida has aprendido que es imposible, ¿Dónde estaba la trampa? Si hubiera empezado todo de nuevo, hubiera hecho exactamente lo mismo, ahí estaba su error. Era tan entupida y testaruda que aunque hubiera quedado ciega por echarse ají en los ojos, la segunda vez no se los hubiera limpiado. Está bien; esa era su manera, cada uno la hace como puede, sólo recuerda que tu metro es mi metro.

Había buscado pasatiempos tan estúpidos como reconocer las distintas tonalidades de rojos desde su asiento, o mejor dicho sitio (porque siempre quedaba parada) de la micro, o imaginarse las caras de la gente que iba delante de ella y que sólo podía verles el pelo, a veces miraba a alguien fijo para ver su reacción. Eso dejo de hacerlo después de unos cuantos insultos, que agradeció, porque se los merecía. Todos nos los merecemos, por una u otra razón. Pero las razones no importan, estas cambian, al igual que la gente ¿es una regla? Cambiamos, nos movemos, aprendemos, maduramos, nos mantenemos, nos demacramos, vivimos y a la vez, morimos, envejecemos, y ¿seguimos siendo nosotros?

La burocracia, la hipocresía y Abba era cosas que sabía que nunca iba a soportar, la enfermaban, la llevaban camino a su… ¿fin?

Si lo ves dile que es mi puerta de escape, que no he encontrado la salida de emergencia. No me pidas que te lo ruegue, sabes que yo no hago eso. ¿Se lo dijiste? ¿Qué te dijo? ¿Fue amable? ¿Se lo preguntaras de nuevo? ¿Estas contento? ¿Quién eres?

Sólo podemos vivir el momento, no nos queda otra. Entiende que tu vida no puede ser una película todo el tiempo.

Para aprender a vivir con algo tienes que aprender a vivir sin eso.

Los objetos en el espejo están mas cerca de lo que aparentan. La realidad no es un espejo, ojala fuera así de compleja. En lo único que se parecen es en que ambos están para romperse, o para terminarse, como en las películas.

Mi cigarro en mi mano se parece más a mí que cualquier cosa en el mundo.

Somos juguetes, de usar y tirar. Ya ni siquiera somos reciclables.

Nuestra vida se reduce en papeles, folletos, boletas, boletos, pruebas… al fin conseguí el maldito cartón.