VOLVIÓ LA CALMA. LO ÚLTIMO QUE HIZO ÉL ANTES DE DAR MEDIA VUELTA Y ALEJARSE, SIN CORRER, CAMINANDO DESPACIO COMO ÚLTIMO DESAFÍO, FUE ESCUPIR, OSTENTOSAMENTE, MUY CERCA DE LA CARA DEL CAÍDO. PERO NO LO HIZO POR DESPRECIO. FUE SÓLO UN GESTO INSTINTIVO. COMO SI TUVIERA LA BOCA LLENA DE MIERDA.
Todos los hermanos, los colegas, los que valían algo y representaban algo descansaban allí por los siglos de los siglos, juntos. Todos menos yo. Ahí estaba la cosa, no encontré mi tumba. Así fue como supe que no iba a conseguirlo, que siempre sería una mierda.